Putin no ordenó la muerte de Alexei Navalny, dicen los servicios de inteligencia de EE.UU.

Las agencias de inteligencia estadounidenses concluyen que Putin probablemente no ordenó la muerte de Navalny. Biden responsabiliza a Putin. La muerte de Navalny sigue siendo un misterio.

Las agencias de Inteligencia de Estados Unidos han llegado a la conclusión de que el presidente ruso, Vladimir Putin, "probablemente" no dio la orden de muerte del líder opositor ruso Alexei Navalny, según informaron este fin de semana medios estadounidenses. Si bien los funcionarios estadounidenses no han podido determinar la causa exacta de la muerte de Navalny en febrero, un informe distribuido entre varias agencias del gobierno estadounidense sugiere que Putin puede tener cierta responsabilidad, pero no ordenó directamente el asesinato del oponente.

El presidente Joe Biden culpó directamente a Putin por la muerte de Navalny y en respuesta impuso sanciones a Rusia. Cuando se le preguntó si creía que la muerte de Navalny fue un "asesinato", Biden afirmó que si bien los hechos exactos no están claros, es evidente que Putin y sus asociados son responsables de lo que le sucedió a Navalny.

Navalny, que sobrevivió a un intento de envenenamiento en 2020, falleció tras enfermarse durante un paseo por prisión, a pesar de los esfuerzos del personal médico por reanimarlo. Su traslado a una prisión en el Círculo Polar Ártico había suscitado preocupaciones sobre su salud, especialmente después de que una huelga de hambre a principios de 2021 le provocara una pérdida de peso significativa.

Las secuelas de la muerte de Navalny continúan resonando en Rusia, con periodistas y colaboradores arrestados por su asociación con las redes sociales del difunto líder de la oposición. Los arrestos de Sergei Karelin y Konstantin Gabov, entre otros, ponen de relieve la represión de las voces disidentes en el país, con el cierre de medios de comunicación y periodistas obligados a exiliarse.

La situación en Rusia pone de relieve los desafíos que enfrentan los medios y periodistas independientes al informar sobre temas políticos delicados, y el gobierno toma medidas enérgicas contra quienes hablan en contra del régimen. Los arrestos y la censura de periodistas como Karelin, Gabov y Mingázov ponen de relieve la lucha en curso por la libertad de expresión y de prensa en Rusia en medio de crecientes tensiones con Occidente.

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